Os recordamos que la actividad consiste en:
1) Soltar amarras un sábado temprano y con rumbo sur.
2) Navegar por el magnífico río que nos imprime carácter hasta Sanlucar de Barrameda.
3) Tras cuatro o cinco horas de travesía –dependiendo de las mareas-, llegar a la ciudad de los langostinos y la manzanilla.
4) Comer en alguno de los muchísimos chiringuitos.
5) Regresar a puerto.
Otras consideraciones:
Un crucero de estas características puede albergar, fácilmente, a doscientas personas –incluso más si fuese necesario.
Están dotados de un inmenso salón interior con mesas y sillas, gran pantalla de televisión, música ambiental –a elegir o proporcionada y escogida para la ocasión-, aseos y bar.
En la cubierta superior –también dotada de asientos-, se puede admirar el maravilloso espectáculo de un río que para muchos sevillanos sería novedoso.
Es una visión distinta, sorprendente y magnífica del propio Guadalquivir y de sus riberas. Y Doñana.
Al regreso, las puestas de sol son, sencillamente, espléndidas.
Los niños disfrutan como enanos –sin ánimo de ofender-.
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