Llegados a estas alturas en las que estamos a muy poco tiempo de conmemorar un año desde que esta Asociación echó a andar dando sus primeros pasos, se hace necesario reflexionar sobre el grupo propio que se asocia, no exento de las virtudes y los defectos de cualquier grupo humano.
Por un lado centraría mi reflexión en la capacidad de los grupos para poder conseguir cosas, llegar a más sitios, más alto, más lejos, más fuertes, teniendo claro que cubrir objetivos de una forma individual sería muy difícil, por no decir imposible. Pero la organización de un colectivo amplio no es tarea fácil y las dificultades que se presentan en ocasiones hay que lidiarlas de la manera menos traumática posible.
Hemos organizado distintos eventos a lo largo de este año como novel Sociedad, para ello se hace absolutamente necesario la participación del máximo de personas posibles, individualizarlo y acapararlo centrándolo en una sola persona hace se baladí para el cometido del grupo. La democratización de las posturas, la negociación en los acuerdos y sobre todo la aportación creativa de los distintos elementos se hace fundamental e indiscutible.
Son varias las Asambleas generales llevadas a cabo durante este primer año, en un principio y como suele suceder en casi todos los casos en una Asociación impulsada en primera instancia en su nacimiento por aquel que da el primer paso, y más tarde viene la organización de los distintos elementos en forma de directiva que será la que debe tomar, también colectiva y democráticamente, todos los acuerdos y ejecutar las líneas que se le marcan en Asamblea.
La presentación en Sociedad de la Pepe Brand a principios de diciembre pasado no estuvo exenta de grandes esfuerzos para que la colectividad triunfase sobre la individualidad. Un gran acto en el que el protagonista debe ser uno y solo uno: el grupo, como así fue.
Otros actos atribuidos a la Pepe Brand no fueron en principio organizados como tales por la misma, pero una vez más fue el colectivo de esta organización el que tomó el mando y los protagonistas fueron todos, así como algunas otras iniciativas fueron desechadas por mayorías democráticas en base a criterios coherentes.
Hoy somos un colectivo debido a los intereses comunes. Somos un colectivo debido, sobre todo a un interés común: el Sevilla Fútbol Club, cuya institución es la única individualidad posible, club que analizando su historia siempre fue asambleísta y muy poco personalista, eso sí, no exento de líderes muy capaces.
Por ello, por este club, hoy nos encontramos en la tarea de que ese triunfo le corresponda tan solo, nada más y nada menos, a todos los sevillistas posibles y nos sumergimos en la preparación de un nuevo encuentro para celebrar nuestro aniversario, una fiesta del sevillismo que se dibuja diariamente en Internet en forma de blog, foro o web y que se hace carne pocas veces al año en clave blanquiroja. Todos podemos hacerla posible, individualmente poco se puede hacer entendiendo esta filosofía.
Celebrémoslo. Viva el Sevilla Fútbol Club.
Carlos Romero – www.lapalanganamecanica.com